En esta maleta no cabe casi nada. Cerca de las ruedas, las decepciones, que es lo que más pesa. Entre dos abrigos buenos que uso para cubrirme del mundo y sus quejas en forma de lluvia o tormenta coloco con cuidado un corazón remendado. También me llevo tres complejos en el bolsillo interno y en el de fuera tengo a mano cuatro tiritas, una para cada herida medio abierta. Que no se me olviden las ganas, los deseos y las ideas, creo que en un bolsa me caben todos. Solo llevo esto ¡y lo que pesa!

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