En esta maleta no cabe casi nada, pero para este viaje no necesito más que espacio vacío, espacio que iré llenando con recuerdos, aventuras y en definitiva vida. De eso se trata, de ir acumulando experiencias, rostros y seres muy diferentes, amigos nuevos, amaneceres que nos despierten el alma dormida y noches llenas de magia, luna y estrellas.

En cada aeropuerto escribiré un deseo en mi solapa y un sueño en mi mochila. No volveré a mi hogar, porque a partir de ahora mi casa, mi ciudad será aquella en la que me sienta feliz, esté donde esté. Y punto.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS