En esta maleta no cabe casi nada, apenas algún recuerdo como el del último crucero con Carmen. En cubierta, algunos matrimonios, relatábamos anécdotas de viajes, yo, de natural reservado, me vi obligado a contar una ante la insistencia general.

Al comenzar con: “Recuerdo aquel maravilloso fin de semana en Cádiz” la expresión de mi esposa se descompuso y su mirada fulminadora me clavo una imagen en la mente, mi escultural secretaria Marisa, gritando: “Para un fin de semana que tienes para nosotros y me traes a un lugar donde no podemos ni bañarnos tranquilos por culpa del maldito Levante.

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