Con dirección del río

Con dirección del río

“¡En esta maleta no cabe casi nada Rolo! ¡Ya te lo dije! Traté de doblarla, de apretarla, pero vos sabes que después de unas horas los muertos endurecen” siguió diciendo con rabia y escupiendo saliva con cada palabra que se escurría de sus labios violáceos y roídos por el tiempo.

“Hay que serrucharla te digo. No queda otra” continuó tratando de razonar con su compinche. “Yo sé que te da asco y que terminamos bañados en sangre, pero con la borrachera, nos quedamos dormidos y se nos pasó.”

“Dale, yo te ayudo” dijo cariñosamente.

“Debemos apurarnos” agregó cambiando el tono.

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