En esta maleta no cabe casi nada, tenía razón mamá, debería haber comprado la otra, aunque nunca lo reconoceré. ¡No te rías! No pienso darle la razón jamás. Tampoco quería hacer este viaje. Ella me obligó y desde entonces no nos hablamos.

No le diré que me está entrando el gusanillo, que me muero de ganas de que llegue el gran día en el que volaré por primera vez. Ada dice que volar es fascinante, que las nubes se convierten en un enorme colchón de espuma sobre el que puedes deslizar tus pensamientos…

Viajaré, sí. Pero a mi manera

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