En esta maleta no cabe casi nada, ha pasado tanto tiempo y ahora no sé que dejar. Doblo la chaqueta, huele al suavizante de mamá. Sabía que esto llegaría cuando me presenté voluntario.
Miro por ultima vez el uniforme y cierro la maleta. Salgo en silencio, son las 6:00. Me espera mi compañera.
– ¿Dirección Irak?- Me dice.
El viaje es largo, la tensión pesada, la misión desmoralizante. Pasan meses y compañeros ante mis ojos, abiertos y sin descanso; oigo alboroto y notó un fuerte calor en el pecho. Cierro los ojos, solo recuerdo el olor del suavizante de mamá.
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