En esta maleta no me cabe casi nada. Da igual. Otra vez serán solo varios días en el hospital y a casa. Y después, el eterno consejo. La peruana que lo cuida dice, para consolarme, que Dios me lo agradecerá.
Fue científico y recorrió decenas de países. Cuando enviudó, algo se rompió en su cabeza. Poco después dejó de recordar. Un día, hace ya dos años, dejó de hablar.
-Venga papá. Hoy vamos de viaje al Amazonas. Paso mis dedos por las azuladas venas de sus brazos, como si fueran afluentes del gran río. Invento historias y personajes. Le gusta.
OPINIONES Y COMENTARIOS