En esta maleta no cabe casi nada,
cabe la esperanza de recorrer los trenzados caminos que de tu pelo me llevaron a la costa,
viaje que prometimos hacer juntos cuando de dieciséis nos fugábamos de casa,
cabe la añoranza de oler tu fragancia de mañana cuando las olas de Cartagena cubrían nuestros pies huesudos y nuestra sonrisa engañaba la hora del primer bocado.
Viajo al lugar donde nuestra piel se tatuaba en arena y filtraba desprevenida las curvas del amor.
Vuelvo a Cartagena, vuelvo con tu aroma mezclado en agua de algas.
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