Hablando con mi amigo sobre el viaje de mis sueños y cómo lo pude realizar, le empecé relatando que algunas veces me sentaba en mi escritorio a escribir relatos que planificaba mientras trascurría el día. La noche anterior empecé a escribir del viaje que no he hecho y fue ahí «al terminar mi escrito» que me di cuenta, que ese viaje seria obtener valentía para llegar a la casa de mi padre y poder conocerlo. Algún día lo haré; cuando este temblor en las manos al hablar sobre él, ya no exista.
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