Los mayas imaginaron el tiempo como un hilo enrollado debajo de la Tierra. Hay un sueño incumplido allí , un día llamado E, que simboliza el camino. El lago es un muestrario de grises, plata, humo. El agua algo fría, la superficie agitada. Debe soplar el Xocomil, el viento del mediodía. Floto boca arriba hasta que el Dios-Luna, Itzama, asoma por el oeste. Hasta que se encienden fogatas en la orilla de mis párpados translúcidos. Y el pozo de agua es de nuevo un espejismo al pie de los volcanes.
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