A diario nuestras miradas se apasionaban,planificando el viaje.

En ellas veíamos mares, montañas y hasta el antiguo templo donde nuestros abuelos italianos unieron sus vidas.

Emocionados, desplegamos mapas e imaginamos la primavera europea entibiando nuestras almas.

Acariciamos la tierra, bendita madre que nos une.

Sin embargo, ajeno a nuestros planes, en el cosmos, urano sediento de locura, quebró mi esencia ariana y me invitó en soledad a dar los primeros pasos hacia mi sombra.

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