Empecé a sentir un calor como si en el desierto estuviera. Abrí los ojos desconcertada. Me rodeaban toneladas de arena. Miré al fondo y aparecieron tres siluetas «familiares».
Me acerqué lentamente, exhausta, ¡Y allí estaban!; las pirámides de Egipto, y junto a ellas, la esfinge, con su mirada al horizonte, firme y seguramente llena de sueños.
¿Sueños?- Me desperté- ¡Estaba cruzando el Nilo en barco! Era cierto.
Flechazo de viejos apuntes de arte, hechos ayer realidad. ¿O no?
Misterio, como tú.
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