Amada mía, acompáñame a una tierra lejana tan solo imaginada, en donde compromisos inmediatos y la falsa importancia de lo material sobre lo espiritual han postergado nuestra llegada.

Aún así, cada día que paso a tu lado, vuelve quizá con más ímpetu el vehemente deseo de arribar a esa tierra con canales por calles, con góndolas por vehículos, con gondoleros por cupidos, con melodías flotando en el aire, con el amor impregnando cada esquina cada rincón y sobretodo… contigo prendida a mi regazo.

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