El viaje que aún no he hecho, casi lo hice. Llegué a tu puerta principal tras un vuelo de una hora y una navegación lenta y fastidiosa en las telarañas de tu inmensa ciudad, infestada por trafico y smog. Llegué sin aliento lista para echarme de panzaso entre tus libros. Resulta que entre tantas historias, memorias y recuerdos que cargas me dejaste soñando del otro lado del cristal. Supongo que a la próxima vendré en día hábil a viajar contigo, pero, ¿a dónde me llevarás?
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