1900. Puerto de Génova, María en el muelle. Un buque presto a salir a la tierra prometida. En él, Genaro, su amor, ambos con diecinueve años apenas. El pañuelo blanco y todas las lágrimas del mundo confundidas en el azul.
Adiós pétreo en un corazón que ya no es. La miseria y la piel desgarrándose y no poder creer que allí empieza el nunca más.
Sola, con el delantal de lino, el dolor y el azar.
El buque zarpa. Un grito anuda en su garganta. Y el hijo, que sin saberlo, anida en sus entrañas.
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