Un hormigueo me surge del estómago antes de subir al avión. Miro la tarjeta de embarque por centésima vez y compruebo en la pantalla de ‘Salidas’ que mi vuelo sigue avanzando posiciones. Tengo la mente acorchada, por no haber dormido, repasando mentalmente todo el contenido de mi maleta y el estómago me ruge ¿por hambre o por nervios?. La pantalla parpadea y aparece mi puerta de embarque a la que corro emocionado. De camino al avión decido que el día que no sienta todo esto dejaré de viajar.
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