Otro atardecer arrebolado y aun estoy en la oficina.

Añoro estar en una ciudad mediterránea, que aún no visito, pero que mi alma, pareciera, ya conoce.

Concluyo que esta tierra me está buscando, como una madre busca ansiosa a una hija perdida. Siento que me debo este viaje: ¡ahora sí voy a hacerlo!.

Primero, definir la fecha.

Segundo, definir la ciudad.

¿Viajo sola o acompañada?… Siento que mi corazón se estruja y me recuerda que mi familia me espera en casa. Ya es tarde, salgo de prisa.

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