Desde mi ventana no veo la calle, pero se siente. Vibra el andar de pasajeros de vista común, nos encontramos a media luna, entre charcos y sonidos petulantes que envuelven lo cotidiano. Me he perdido una o dos veces, en los últimos años, y sigo sintiendo que aún no me acostumbro. 

Y he despertado, la misma ventana, pero quizá no la misma gente. 

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS