Mi calle y Manuel

Mi calle y Manuel

Es populosa mi calle a pesar de que no existen centros comerciales o cafeterías que sirvan de reuniones o encuentros amorosos como normalmente pasa en las grandes ciudades. Existen algunos (pocos) centros de trabajos y pequeños negocios particulares.

Posee dos teatros que la hacen muy llamativa, uno considerado el mejor exponente de la arquitectura ecléctica de la provincia construido por una de las personas más ricas del pueblo y por donde pasaron figuras importantes del cine, el teatro y la música y en el otro extremo el considerado el sexto de mayor capacidad de la Isla. Ambos  le daban mucha vida a mi calle pero por la Pandemia están cerrados todo el tiempo.

La gente de mi calle  es afable y bien llevada pero cada cual vive su mundo. yo soy jubilada hace cinco años y tengo un  negocio  particular donde comienzo desde  bien temprano en la mañana hasta muy tarde en la noche, prácticamente me absorben, la casa, mis padres, una perra, dos gatos y este trabajo. Ahora le sumo a esto, otro personaje que…

Cada mañana llega a mi puerta y dice llamarse Manuel, es un indigente, Toca reiteradamente solicitando algo de comer o  beber, a veces lo hace tan fuerte y cuando apenas me he levantado que yo de mala gana le contesto a sus reclamos.

Manuel no tiene casa, de hecho, no es ni del barrio, la única casa que él toca en este calle, es la mía, alguien lo mando un día y creo que lo hicieron para embromar , me llamó por mi nombre, aun no sé quien lo hizo. Nuestra calle tiene eso..

Este hombre deambula sin agua y sin comida y hace largas caminatas de un municipio a otro,  duerme en las terminales y se baña en un lago artificial llamado turbina. Cuentan los que le conocen que era hijo de familia numerosa y fue abandonado por sus padres de pequeño. que trabajaba de sol a sol en el campo y  fue abandonado por su esposa que lo votó de la casa aprovechándose de los señales de locura que ya comenzaban a aparecer. El no soportó  más la perdida   y enloqueció totalmente. alguien me dijo, que la locura era una forma de desconectar al cerebro del sufrimiento provocado por la falta de amor. Yo creo que es así.

En mi calle no se ven indigentes como él, y que toquen determinada casa mucho menos, yo le digo a mi esposo y a las personas que me critican diciendo:- No le des  más nada, que precisamente él viene porque siente una mano amiga.

En la mañana cuando  no hay casi nadie en la calle, Manuel pasa  dejando una estela de olores repugnantes que hacen que las personas viren la cara o se tapen la nariz. Yo a veces me río ante tal situación, y les recuerdo el cuento sobre el indigente y una muchacha dependiente de un restaurante que le dio de comer pagando con su salario, al final resultó ser el dueño disfrazado que al ver los sentimientos de la joven la puso al frente del negocio y despidió a los otros trabajadores.

Entonces me divierto y digo que  estoy esperando a que Manuel se convierta en un gerente o director y me ayude a mí cuando este jodida.

Un día este hombre me pidió prestados diez pesos para comerse una pizza y un refresco. Yo para quitármelo de arriba le di veinte pues sabía que no los volvería a ver, pero como su olor estaba más fuerte de lo normal y  me estaba espantando a la clientela , la perra estaba revuelta con solo verlo u olerlo y ladraba desesperada como loca,   le dije: -!toma Manuel y vete!. !No vengas más en un año que me tienes mal!.

Bueno hasta ahí, puedo decir que logré estar varios días tranquila, sin Manuel, pero una mañana que ya me había olvidado de su existencia, irrumpió gritando y turbándome la puerta-Mi amigaaaa, mi amigaaaaa.

Yo medio brava con las manos en jarra , le dije:- ¿Y ahora qué Manuel?

-Nada ,! Yo!

-Sí, ¡ya sé que eres tú!, ¿qué quieres?

-Nada, vine a pagarte los veinte pesos.

-Siii,¿de dónde lo sacaste?

-De mi chequera que me la cobró un amigo.

-Bueno Manuel, ya no me pagues nada, cógelo para que te alimentes y me dejes en paz.

-¡Pues no! , cójalo que usted es mi amiga y no se puede abusar de los amigos.

¡No sé!, aquella respuesta fue tan obvia, que sentí una gran pena por él, quien en medio de su locura era capaz de discernir entre la amistad y el abuso y cuidar a la persona que le había tendido una mano .luego le dije bueno dámelos acá, que yo te los presté cuando te hacían falta.

Me los dio y se fue ,y ya, en el horario de la tarde sobre las 5:00 pm se apareció nuevamente Manuel.-Mi amigaaa ,préstame los veinte pesos que me quedé sin dinero.

Realmente lo que había pasado era que en el lugar donde había estado durmiendo otro igual que él, con su misma condición, le había llevado lo que había cobrado de su pensión.

Le di nuevamente los veinte pesos y lo vi alejarse tambaleante, moviéndose cual papalote con sus ropas anchas y sucias.  pensé que aquel hombre estaba dándome lecciones de vida y que debía revisarme. 

Cuando lo veo venir siempre me pregunto ¿Que querrá decirme hoy Manuel?. Ese indigente de cualquier calle que llega a mi casa al iniciar el día o cuando me levanta y me dice no tengo nada pero lo que tenga es tuyo. No le aguantes golpes a ningún hombre y cuídate.

Hace varios días  no viene y como es domingo mi calle está muy silenciosa y me he levantado pensando. ¿Dónde estará hoy?. No bien me lo había acabado de preguntar cuando lo veo doblar la esquina dando tumbos y gritando: -Mi amigaaaa. Mi amigaaaaa.