Desde mis 5 años.

Desde mis 5 años.

Papá y Mamá.

El día se despertó perezoso con los primeros rayos anaranjados. Una pandemia andaba suelta, acechando el menor descuido.

Salía de la calle Costa Rica, esperando que el viento golpeara mi rostro ( no que te dé un golpe, pero me explicó papá que era una expresión), ver familias en los portales jugando, muchos abrazos y besos… Pero no. Resulta que no, calle desierta, que quiere decir vacía, tiendas cerradas, y coches casuales. Volví a casa con la misma cara que puso mi madre cuando me quitaba piojos, el asombro creció( Esto de «el asombro creció» ha sido completado por mi padre, que observa la historia por detrás de mi hombro, y aunque no he entendido su significado, creo que es un amigo suyo, que está muy alto.)  cuando mis padres me dieron una explicación.

Era algo de un virus. Un bichito chiquitito que se mete en los cuerpos de las personas. Luego es difícil que salga. Así me lo explicaron. Tenía un nombre extraño. «Coravirus», creo. A pesar de los ánimos huecos (no como mi hucha, sino un ánimo que no ayuda, me está chivando mi madre en bajo) de mis padres, entendiendo las noticias como pude, mi ilusión se transformó en decepción( Sí, eso que sientes cuando un regalo no te gusta)

Mi calle era algo sencillo, cómodo y acogedor( palabras que solo entienden los adultos

 Por las mañanas, mis frases preferidas eran: Mamá… Cinco minutos más durmiendo, sé buena…

Al mediodía: Hoy toca aprender a leer la letra «A».                                                                     Y por las tardes: ¿Me lees un cuento?

Y con el bicho ese no se podía hacer nada. Los intentos de salir a la calle con papá quedaban en: ¡Ya queda menos, lo estás aguantando como un auténtico campeón! Últimamente, estaban muy atareados, porque (según me dijeron) ya no podían salir fuera a trabajar. No entendía nada. Hablaban de focos y no se podía ir ni al teatro ni al cine. Podía salir a comprar, pero no a jugar.                           Mi paciencia ( sí, eso que todos los padres y madres tienen en abundancia) ya se agotaba,(una palabra que me enseñó mi profesora) ,cuando a finales de abril, una noticia destacaba( Palabras de mis padres) en los titulares de la prensa:

-S-e  a-nu-la  e-l  con-fi-na-mien-to, descrifé con ayuda de mi madre.

¿Y qué es eso de «confiamento»?

-Confinamiento. Es lo que hemos vivido y vivimos. Encierro por seguridad, hijo.

-Ah- me hice el sabio, aunque no entendía que pintaban los toros, que siempre veía en la televisión con la abuela Ahora eso no destacaba( ¿La he utilizado bien?, decir que sí, decir que sí…) Adiós casa, hola calle. Me puse los zapatos a toda pastilla, como suele decir el abuelo, y le pedí a papá y mamá que me acompañaran.

Tiré de la puerta del portal con emoción y el olor a calle( no se me ocurrió otra cosa para describirlo) de la calle me hizo sonreír. «Andé» por las aceras(que según la tía, no tieneque ver con las ceras del colegio) respiré aire como papá y mamá lo hicieron, me di cuenta de cosas en las que nunca antes había ni pensado… En fin, libertad(Un sentimiento que… Espera, ¿qué era un sentimiento? Bueno, sí, un «sentimiento» muy importante, dijo mamá,  y por eso lo puse. 

El camino que llevaba a mi casa estaba lleno de chicles, tal y como lo recordaba. El vecino de abajo alquilaba(ni idea, palabra de papá) su casa por meses. La bollería-panadería que más frecuentaba( estos adultos…) había cerrado por quiebra, una palabra que aprendí ese día. Los árboles que presentaban mi portal habían crecido notablemente. (Más adultos… Me aburre que los adultos completen mis frases) Las personas mayores de 6 años tienen que llevar una especie de bozal ( esta sí que la sé, porque me mordió un perro cuando se lo quitó para comer. Y no lloré nada de nada) para humanos,( nuestra especie) pero para mí no hace falta llevarlo.                                                                                      Otra cosa que no conocía con precisión(frase que le encantaba a mi profesora de matemáticas ,pero yo no  entiendo), con la que les molestaba( palabra que conozco muy bien) a mis padres , era la razón por la que no podíamos juntarnos con los primos y tíos, por no hablar de los abuelos. En un intento  de explicación por parte(Sí, todas los conectores los han «ponido» mis padres y me han corregido, sin contar con las explicaciones que aparecen todo el rato, y es verdad que soy un poco pesado) de mis padres, me quedé con la palabra brote, cosa que me dejó aun más raro, porque solo me sonaba a planta o árbol. Con esto, los próximos días, dejé que el no saber (la incertidumbre, como dijo mi madre) se quedase atrás, cambiando así por  disfrutar con lo que podía hacer. 

Bajé al banco que tengo frente casa de la mano de mi padre. ¡Qué bueno era volver a los viejos tiempos, aunque fuese con limitaciones( Esto tiene que ver con la libertad, me explicaron)! Dimos un buen paseo, y volviendo por el camino de los chicles,( más conocido como C/ Costa Rica) nos encontramos con un amigo que vivía unas manzanas(no de fruta) delante, en el paseo de la quiebra, «apodado»(tampoco sé) por mi amigo y más conocido como Víctor de la Serna.

El paseo acabó, cuando cruzamos por la librería(libros) donde el librero nos saludó con un gesto. No «andamos» mucho por las calles y ya estábamos en el portal de casa, esperando impacientes(Ni idea) el final de las limitaciones(Me lo explicaron, pero no me acuerdo). Creo, que de mayor, seré escritor.

Nota: Todo depende de perspectiva.

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