El Alma Mula como popularmente se llama, es la leyenda urbana más triste y aterradora de la ciudad en la que vivo, su historia trata de un animal con cuerpo de hombre y grito de mujer que se lamenta por las calles arrastrando sus cadenas y despertando el llanto de los perros, ésta bestia es producto de una relación incestuosa.
No recuerdo exactamente qué año era, pero si que en aquella epoca eramos adolescentes e incredulas, seguíamos la vida con normalidad, las noches eran nuestras, nos encantaba juntarnos a tomar algo y si hacía calor quedarnos en la vereda conversando, no creíamos las historias que los vecinos no paraban de contar y tampoco escuchábamos las recomendaciones de nuestros padres. Pero el destino nos habia preparado una lección.
Era de madrugada así que decidí volver a casa, la noche había sido larga y la juntada de chicas parecía no acabar, salude a mis amigas y emprendí mi caminata, vivía a unas cuantas cuadras así que ninguna se ofreció a acompañarme.
Iba caminando cuando empezó a llover a cantaros, corrí un poco y me refugie en la entrada de un viejo edificio, los minutos pasaban y la lluvia no mermaba, en esa época no existían los celulares así que solo me senté a espera que la lluvia parara, cuando en el silencio de la solitaria noche, un extraño ruido despertó mi curiosidad, clave la mirada en el lugar del cual provenía intentado deducir que era, a lo lejos parecía un hombre, lo que era imposible debido a la hora y la torrencial lluvia. Decidí volver a mis ya indomables pensamientos, había empezado a tener miedo y sensaciones horrible, estaba perseguida, pero en un acto de reflejo volví mi mirada hasta el lugar donde creí haber visto el hombre, el no solo seguía alli, sino que caminaba en mi dirección, su cercanía era tal que lo pude ver en detalle, no era un hombre comun, tenía pelo negro en todo su cuerpo desnudo, caminaba en cuatro patas, sus piernas eran muy largas y las tenía estiradas pero aun así apoyaba sus manos en el piso, su cara era sombría parecía no tener rasgos y su tamaño era gigante casi el de un caballo, se escuchaba el ruido de unas cadenas muy pesadas arrastradas en el asfalto, en ese momento todos mis sentidos se agudizaron, el ruido me estremeció, mi respiración se hizo más lenta, mis ojos se llenaron de lágrimas y no podía emitir ninguno sonido, mucho menos moverme, mire a mi alrededor y no había nadie, volví a ver en su dirección y ya no estaba. El pánico se apodero de mi cuerpo, el ruido de cadenas aún se escuchaba, intente moverme cuando el grito desgarrador de una mujer atras de mi me freno en seco, los perros aullaban incesantes, el sonido de las cadenas era cada vez más fuerte y el grito de la mujer más penetrante, creo que estaba a punto de desvanecermeme cuando escucho mi nombre.
Quiero correr pero no me puedo mover, el grito es cada vez más fuerte, más cerca, veo a la bestia esta inmóvil mirando algo, son mis amigas, pero por alguna razón que no logro ver el se va y con el un concierto de cadenas, el grito de una mujer en pena y el aullido de decenas de perros.
Siento frio, mucho frio, estoy acostada en la calle, tengo una luz apuntando a mis ojos, el lugar está lleno de enfermeros, no logro ver que hacen, intento hablar y una vez mas no puedo, tampoco me puedo mover por lo que me relajo y me entrego a mi cansancio, me duermo para despertarme en casa. Escucho la voz de mi mama y me parece mentira, ella hace años que ha fallecido, estoy tan confundida, me paro y sigo la voz hasta el comedor, me refriego los ojos y veo a mis amigas, estas me ofrecen algo para tomar mientras me cuentan lo sucedido la noche anterior como me desmaye y caí golpeando mi cabeza con el cordón de la calle.
Nunca mas volvimos a tocar el tema, ni tampoco a jugar con nuestra suerte.
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