Ella tenía tanto por expresar, historias y personajes revueltos en su mente, cada uno con su propia vida.

O tal vez no, eran sólo ideas vagas llenas de sentimientos que no quería que los demás notaran en ella, como decía su padre.

Aún así, disfrutaba escuchar las narraciones de los demás, descubría que no era la única, y le daba acceso a otro mundo, donde podía creer en ella.

Para él, ella era su mundo.

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