Fras, fras, fras, fras. Palada a palada, el mundo caía sobre el ataúd. Lágrima a lágrima, el cielo se desplomaba sobre los que vestían el negro. Paso a paso, ellos volvían a sus hogares con una cuchillada en el pecho. Minuto a minuto, el escozor se transfiguraba en ese dolor sordo del miembro fantasma.

Fras, fras, fras, fras. Grito a grito, me despierto en mitad de la noche, solo y bajo tierra. Arañazo tras arañazo, me hago a la idea de que no saldré de aquí. Fras, fras, fras, fras.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS