No soy adicto, cuando quiera y guste te dejo, si, ¡te dejo! por todo lo que me haces sentir, eres un verdugo al que regreso arrepentido cuando el mundo me golpea sin piedad y regreso a ti desbocando todo lo que llevo conmigo, mis penas. De repente algo salpica mi pierna, y te veo, los veo, otros igual que yo, pegados a lápiz y papel, desbocando sentimientos, inyectándose emociones, fumadores de realismo mágico y alucinadores de mariposas amarillas, dioses de mundos alternos. Mi Taller de «locos»
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