En el taller me recomendaron que cambiara el narrador.
Su profesor también le aconsejó que utilizara todos los sentidos en las descripciones. No te entiendo. Pues eso, le dijo, que no sean solo visuales.
Aquella tarde en que el olor a lluvia precedió a la tormenta, le propusieron que añadiera alguna metáfora.
Él, al igual que un boxeador, encajó elegantemente todos los golpes.
Además, puedes aligerarlo. ¿Cómo? Con un monólogo interior. No sé hacerlo. Pues ponlo a mirar las nubes.
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