Cuando tiré la basura en el contenedor, me di cuenta de que no llevaba el anillo de casada. Como me iba grande, seguro que se me había caído al echar los desperdicios. Me metí dentro del contenedor para recuperarlo, pero como no aguantaba el hedor, decidí marcharme. Antes de salir observé un libro en un rincón del recipiente: “Cómo escribir un microrrelato”, publicado por un taller de escritura. Lo cogí y me lo llevé a casa. La historia que quería contar no podía esperar.
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