Ludovico se relame las patas. Su saliva le ayuda a sanar cualquier herida existente. ¡Maravillosa medicina!

Quisiera encontrar el remedio que me ayudara así a curar mis heridas.

Pero lo mío es algo más complejo, no son heridas del cuerpo, son heridas ocasionadas por los vaivenes de la vida.

Son aquellas que dejan cicatrices en el alma, que conforman el mapa de mi ser.

Busco mi medicina y la encuentro en un libro, en una pluma, en un pensamiento certero.

Empiezo a escribir y me curo…

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