Era mi primer día en el taller de escritura y me di cuenta de que no tenía folios blancos, si disponía de varios bolígrafos, aunque ninguno escribía, así que escribí en un rollo de papel de cocina blanco y con tinta invisible pero bien marcada, con la mente en blanco, las ideas en blanco, los muebles blancos, las paredes en blanco, todo era blanco.

Finalmente escribí mi relato en un portátil también con letra blanca y fondo negro.

Como la vida misma que muchos la vemos en blanco y negro.

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