Lo primero que pensé fue que me había atrapado, que me había encerrado, que me asfixiaba y tapaba mis oídos. Pero ahora lo pienso y tal vez está tan atrapada en mi pecho como yo en sus manos.

Trata de escapar a través del ejercicio, a través de la mugre que me quito cuando me baño, de mis palabras cuando escribo. Pero al igual que ella, yo tambien trato de fugarme, con mis sueños, cuando bailo, a traves ese soplido, que no siempre sale como yo quisiera.

Sin embargo, los días pasan y ninguna de las dos está saliendo campeona de esta lucha desgastadora. A veces nos peleamos, nos insultamos, hartas de estar con la otra, implantando pensamientos de lo que uno es, basándose en lo uno ha sido en estas últimas semanas. Pero no siempre este velo negro está delante de mis ojos, a veces nos queremos, nos contamos secretos y nos alegramos que no haya nadie ahí para ver los desfiguros que hacemos frente al espejo.

A veces, sin que se de cuenta me escapó de ella, salgo al frente de mi casa, viendo la calle vacía sin los que usualmente la caminan, atrapados por las manos de esta misma. Impidiendoles abrir la puerta que tanto les aterra.

Con todo, como a mi misma, a veces te odio y a veces te quiero. Odio cómo siembras conflictos emocionales bajo mi lengua, donde sabes que no los podre gritar, pero me gusta como me los has enseñado a superar.

Aun tengo tiempo para entender como me haces sentir, y espero que al momento de irte con un abrazo te pueda despedir

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS