LA VENGANZA DEL PANGOLIN

LA VENGANZA DEL PANGOLIN

LA VENGANZA DEL PANGOLIN

Sabah, extremo noreste de la gran isla de Borneo, Malasia. Diciembre de 2019. Kesuma, 10 años, se dedicó siempre a la caza de animales. De pequeño disfrutaba cazar lagartijas convirtiéndose  con el tiempo, en un hábil cazador. La actividad principal de su padre era la que realizaba como mano de obra en la cosecha de té. Claro que la paga era baja y la caza furtiva de animales exóticos le ofreció la oportunidad de vivir con mayor dignidad.

Ejemplar de Pangolín

El pangolín es un animal solitario, de hábitos nocturnos.  Parece un pequeño oso hormiguero con piel de armadillo, su carne es sabrosa y su cuero muy valioso. 
De noche, Kesuma acompañaba a su padre y otros cazadores furtivos.  Tras varios golpes de machete, cada pangolín ensangrentado y aún con vida era arrojado a un balde de agua hirviendo donde allí terminaba su trágica lucha. Transcurría el mes de diciembre de 2019 y debían aprovechar las ventas de fin de año. Irían en barcaza hasta Kuala Lumpur y de allí un camión los estaría esperando con destino a Wuhan, capital de la provincia de Hubei en China, dónde, comerciantes de un gran mercado popular en esa urbe, pagarían muy bien dichos ejemplares. Al llegar, hicieron su negocio en el Mercado local, logrando muy buenas ganancias.

De regreso, Kesuma, se sentía débil. Se le hacía difícil respirar y la fiebre no le bajaba.  El último tramo, desde Kuala Lumpur lo hicieron en barcaza. Kesuma se durmió en el regazo de su padre. Cuando llegaron a destino, Kesuma no despertó, estaba muerto. A tres mil seiscientos kilómetros, un comerciante en el mercado de Wuham comenzaba el día de ventas  después de degustar, la noche anterior, un exquisito ejemplar de pangolín recién traído de Malasia. La tos le dificultaba la tarea.

Tres meses después, el grandilocuente, engreído y todopoderoso ser humano está atemorizado, se siente pequeño y débil y se pregunta cuál será la razón de semejante maldición por la que le toca sufrir hoy al mundo entero y permanecer en cuarentena

No debemos olvidar que la naturaleza es sabia y los pangolines son inofensivos pero su venganza, hoy, es una realidad..

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