Tras dormir en camas separadas, marido y mujer se tumban en la misma cama para leer juntos el mismo libro. Sabiendo que romperán excepcionalmente la distancia de seguridad interpersonal de un metro (impuesta por el Gobierno para evitar la propagación de la Covid-19) comprueban que las mascarillas de protección que llevan enganchadas a las orejas estén bien sujetas. El marido abre el libro por la mitad y comienza a leer en voz alta.
—Cari, ¿cuánto tiempo tenemos que leer? —le interrumpe ella.
—Bueno, es el día del libro, sería justo leer hasta el anochecer. Ayer, por el día de la Tierra no dijiste nada cuando nos pasamos el día entero sin electricidad.
—Ya, cari, pero al menos lo de cenar con velitas fue romántico. Además, ¿no deberíamos leerlo desde el principio?
—La Ilíada tiene casi quinientas páginas si queremos llegar al final debemos ir a lo importante.
—Ah —dice ella tocándose el pelo desinteresadamente.
Él vuelve a la lectura:
—«Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Orco muchas…»
—Cari, ¿y si descargamos la peli? —vuelve a interrumpirle.
—Sería una ofensa para el día del libro.
—Pues vaya rollo. Anda, cari, coge El principito, lo leemos del tirón y así nos queda tiempo para nosotros. Podríamos intentar… ya sabes —le dice levantando las cejas.
—Te he dicho mil veces que follar sin protección en estos tiempos que corren es un muy peligroso. El bebé vendrá cuando tenga que venir.
—Verás tú que me quedo otro año más sin celebrar el día de la Madre.
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