Sociedad (Mi Protesta)

A donde vamos a llegar con esta sociedad tan inconsciente e indolente, con los políticos ocultando la verdad sobre los afectados con la pandemia, e incluso la forma en que verdaderamente se dio la misma, hablan de teorías sanitarias, científicas y hasta conspirativas. A donde vamos a parar con los creyentes infundiendo temor con pronósticos apocalípticos, con los influencers desesperados por tener seguidores o reproducciones subiendo videos o informaciones de videntes de hace décadas e incluso de hace cientos de años pronosticando el fin de los tiempos. Por ellos ya estuviéramos muertos ¿A quién creer? ¿En quién confiar?

Que sórdida es la política en toda su expresión, que falso el individuo que te tiende la mano y al final te das cuenta que lo hizo por algo a cambio.

Estamos en tiempos en que la verdad es esencial para la supervivencia, no solo de la humanidad, de los sentimientos, de esos valores que ciertamente están perdidos, que solo lo podemos encontrar plasmados en textos o que simplemente se practican a medias, a conveniencias.

Ya un simple ¡QUE TE VAYA BIEN! se escucha monumentalmente falso en la boca de muchos. Una parte considerable de la sociedad ha perdido la EMPATIA, o simplemente nunca la han sentido, nunca la echaron a andar, o simplemente no les importo. Es triste ver como hay personas que no tienen empatía ni con su propia sangre, entonces que queda para el resto.

Indudablemente estamos en épocas delicadas en donde cada uno de nosotros, incluyéndome, deberíamos abrir los ojos, identificar esa gen diabólico que yace en nuestro interior, identificar ese sentimiento egoísta que se oculta en lo mas profundo de nuestros ser, pero que sin llamarlo, sale a la luz cada vez que puede para actuar en contra de lo que debería ser correcto, para así suprimirlo.

No es necesario ser cristiano, no es necesario ser católico, no es necesario activista en cualquier religión. Lo que si es necesario saber, que hacemos mal o bien y como afecta esto. Sabiendo que una palabra o gesto es más devastador y sangriento que una hojilla perforando un cuerpo.