EL LEÓN
—Hola Santi, oye ¿Eso que llevas es un león?, así suelto, por la calle.
—Es todavía joven y muy cariñoso, vamos a sentarnos ahí en el banco, verás como enseguida se acerca y te arrima la cabeza para que lo acaricies.
Con mucha precaución me siento y, efectivamente, el león comienza a restregarse en mis rodillas.
—Ves…, acarícialo si quieres, tiene un pelo muy suave.
—¿Estás seguro?
Por no hacer un feo, con la mano temblorosa, convencida de que va a notar mi miedo, le acaricio la cabeza y el animal se viene arriba, literalmente: se sube al banco y se recuesta sobre mí.
Me despierta el atropello de los latidos de mi corazón.
Estoy en mi cama, es la 13ª noche de la cuarentena, miro la hora en el móvil: Sin querer, lo veo: En España los muertos por el coronavirus ya superan a los de China.
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