Nuevas Aproximaciones al Fin del Mundo en México

Una serie de rumores empezaban a llegar a mis oídos mientras esperaba una buena noticia para iniciar un trabajo que aunque no parecía genial, significaba un sueldo regular que, según yo, me permitiría detener la angustia que me atormentaba todos los días; ella misma fue quien me aconsejó que no saliera de casa, que tal vez ese sería el día en que llamarían y que no estaba bien que yo desperdiciara ni un minuto dando paseos banales por las monótonas calles de la Ciudad de México, así pasaba el tiempo, mi estado de paranoia crecía; ¿qué llegaría primero, el trabajo o el coronavirus?, la competencia no era interesante, pero era genuina porque la vida me había puesto ahí, en medio de esa encrucijada, así pasaron algunos días, los rumores aparecían mas tenues, pero más constantes: «el coronavirus no existe», ¿conoces algún enfermo?, es una historia más del fin del mundo, es un invento de China, de Estados Unidos, de los dos, es una emergencia real, apareció la primer defunción, es el castigo de algún dios, no salgas de casa…

Así que detrás de esas palabras mucha gente y yo, decidimos quedarnos en casa y seguir las medidas sanitarias, otra vez estaba ahí, encerrado, informándome y manteniendo la sana distancia con las pocas personas que veía y teniendo cierta cercanía con mis miedos, con la sensación de que algo muy malo estaba pasando, pero sin tener la certeza de lo que sucedía.

Hoy la vida continúa de esta forma en la ciudad, algunos podemos quedarnos en casa, otros tienen que salir porque su trabajo es fundamental para mantener el mínimo movimiento, otros ciudadanos viven de lo que generan cada día y hoy tienen  problemas; lo cierto es que hoy veo a los humanos asustados en casa o pasar bajo mi balcón con cierta prisa, pero todos de la mano de la esperanza que nos ha de dar la salud mental y física necesarias para trascender esta pandemia mundial; voces muy tenues aparecen en mi oído y me dicen: esto va a pasar, vas a estar bien.

Abril del 2020

E. M.