I
Todos los diarios hablaban de la pandemia. Cada vez más humanos resultaban infectados. En su mente se regocijaba la idea de que estos morían y descendían hasta el suelo como las moscas, de ipso facto. El Estado anunciaba una implacable solución: cuarentena.
Vivía en una oscura, misteriosa, bella casa de Prado. De la que solo quedaba la añoranza de los tiempos de oro de la industria medellinense. En ella aguardaba bajo la seguridad de un techo que, aunque crujía con la brisa del viento y el estallido del sol, la protegía. Una gran casa estampada en la mitad del vasto panorama marginal. Era privilegiada respecto a los cientos, que con los días fueron miles de humanos que caminaban por las calles buscando sobras.
El picaporte podía sonar mil veces pero ella no abandonaría por nada su comodidad. Se sentó observando la puerta, tomó un bocado de pan y lo mezcló con atún y vino. Sus ojos se apagaron, y su boca saboreaba indefectible. De repente, un ruido estruendoso; los humanos tocaban desesperadamente. –“¡Comida, por favor!-. Sus ojos se exaltaron. Corrió a su habitación escuchando con dejo las voces esfumadas en sus sueños.
II
Maullaba con desesperación. Ella no tuvo más remedio que levantarse. Reinaba la oscuridad, hasta el sol se había empeñado en hacer la vida en la calle inhóspita. Ron se apresuró ante sus pies. Ella abandonó su sonámbulo estado, caminó con él, que corrió a posarse frente a una rendija de la puerta del patio. Ahí lo observó detenido, mirando sigilosamente hacia el exterior que apenas se iluminaba con la luz del alba.
De repente, ¡Zas!, algo cayó. Tuvo miedo de abrir la puerta, así que se acurrucó hasta encontrar la parte entreabierta que Ron usaba para espiar. Solo vio una maceta caída. Al voltear: -“ahhhhhh”-. Todo oscureció.
Los humanos, pobres, hambrientos, habían tomado su casa, su cuerpo, a su gato. Desaparecieron el statu quo de la mansión. Ya no se distinguía entre afuera y adentro, hicieron de todo un mismo mundo. Su realidad paralela ahora desaparecía y se convertía en una sola, tras un espasmódico suspiro brotado del pecho y anunciado por un gato.
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