Me he dado cuenta que los días no duran siempre lo mismo. He sido testigo de la infinitud del tiempo en la quietud, de la finísima crueldad de los días en silencio.
Las noches que antes pasaban como un suspiro ahora sobrepasan sus límites con descaro y me han obligado a mirar a mi lado una y otra vez. Me duele el cuello
La premura ya no es disculpa ni escape. Me atormenta no saber que siento. En la velocidad me he extraviado y creo que ha sido una sabía salida. Pido a gritos el fin de este martirio, no quiero mas tiempo conmigo. Necesito descansar de mi.
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