Hoy la Tierra es un cuadro de Hopper
repleto de gente en las ventanas
que por no mirar adentro, mira hacia afuera.
Ávidos de traspasar la piel de los edificios que les separan del mundo.
Mi casa está llena de poemas en la pared que nadie lee.
Las cortinas ondean como banderas del Tíbet al viento
y uno quisiera ser humo para escapar por la chimenea.
Nunca los pájaros se nos antojaron más libres que estos días.
Los rostros miran al cielo
pero no piden lluvia esta vez.
Solo que regresen los tiempos de gloria
y que las esperanzas les desaten las manos.
Hay tanto silencio ahora
que el parpadeo de un gorrión
se ha vuelto un llanto audible, sonoro.
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