Hoy el sol calienta poco

La ventana está abierta. Hoy el sol calienta poco, pero brilla con alegría. Tanta luz recordándote que la vida sigue ahí fuera. Que los pájaros siguen piando y posándose en las barandillas y los poyetes. Que las hormigas siguen ampliando y proveyendo de alimento sus hormigueros. Y los gatos callejeros sobreviven como siempre. Y allá, en el campo, en las montañas y los mares y los ríos los animales salvajes continúan con su ciclo de vida. Todos ellos ajenos a tu confinamiento. A lo que nos amenaza. Podríamos desaparecer como especie y nadie nos echaría de menos.

Ves los edificios a través de la ventana (abierta) y los visualizas abandonados, enmugrecidos y deteriorados por el paso del tiempo. De mucho tiempo después. Quizá has visto muchas pelis (más que libros leídos) y no cuesta imaginar ciudades vacías de humanos e infestadas de sus construcciones, ya inútiles.

Es paradójico que luchemos contra la extinción de animales que nuestro estilo de vida extingue y, sin embargo, nadie luche por nuestra existencia. Solo nosotros para y en contra de nosotros mismos.