LA VIDA A TRAVÉS DE MI VENTANA

Nunca pensé convertirme en una mirona, aquella mujer chismosa dedicada a ver la vida de otros, pero esto es lo que me sucedió en estos días terribles del aislamiento social y toque de queda en mi país.

Mi ventana es como el escritorio de mi pc, donde las otras ventanas son carpetas con clave que no puedo abrir, pero que algunos las mantienen abiertas para poder mirar un poco más allá de sus vidas, veo rostros tristes.

Día 1: Aun todo normal, he vivido antes situaciones aterradoras en época de terrorismo, uno salía y no sabía si regresaría viva o atravesada por una bala de un coche bomba. Pero esta situación mundial, en el que todo el planeta está unido a través de un microscópico virus, que tiene corona y hace lo que quiere, me sucede hoy en mi edad de peligro.

Días posteriores: Escuché la música de trompeta de mi vecino extranjero, y toco un vals conocido de mi país, uno que nos identifica y nos saca el orgullo de ser. Y pues todos aplaudimos.

Pasaba la camioneta de la policía haciendo ruido dispuesta a recogerse algún transeúnte que quisiese salir, miro por mi ventana y tras el paso de la policía, sale a hurtadillas una vecina y entra rápidamente en casa de otro.

Se escucha a niños gritando desde sus casas “maldito mongola virus” repetidamente.

El trompetista entona nuestro himno patrio, y nos llenó de esperanza. Aplaudimos.

Una noche cualquiera, en que el sueño se va, me paré a mirar por la ventana, había ruido en casa de enfrente, busqué algo con que poder mirar mejor, una mujer gritaba, había luz en su casa, de repente, se apagó todo, la luz y el alboroto, mire la hora, 3 am. Un joven salió de aquel edificio tratando de esconderse. La policía llegó, había una mujer muerta, un feminicidio en medio de la cuarentena. Desperté asustada, todo había sido un sueño…