Tal vez sumando malestares,
ese pisotón en el viaje.
O si contaras lunares,
las hormigas que pasan sin importarte.
Los insultos que escuchabas en la calle.
Los sobrecitos de azúcar que se abren,
las vueltas que tiene la calesita del parque.
Quizás contando percibes
lo que no puedo meter en ninguna parte.
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