1.
…abuelo se siente feliz – dice – porque ahora sí puede disfrutar de sus recuerdos del pasado y de los recuerdos del futuro sin que nadie – dice – le moleste con nuestro egoimprescindible presente. dice también que se levanta temprano para pasear por el jardín ( que no vemos ) mientras llueve solo sobre su casa y escucha el canto de un pájaro japonés. abuelo dice que ha vuelto a soñar despierto y se siente contento de que nadie busque las cosas que él olvida. que está bien – dice – porque a veces abuela regresa y vuelven a conversar sobre temas sin importancia. sí…abuelo se siente feliz porque…ha vuelto a ser invisible…
2.
…abuelo habla poco y ahora extrañamos sus pocas palabras. por la tarde abro la ventana y le miro en su jardín que no veo. está sentado, contemplando mariposas y trenes. y me imagino lo que no dice. hoy vi que tenía entra las manos un sueño pequeño, de esos que a veces nos cuenta. que no esté triste – me dice – que pronto volveremos a jugar a los piratas. y yo – que cumplí cuarenta años – le respondo que no tengo edad para piratas. él – que cumplió noventa y tres – me dice que aún me quedan, al menos, cincuenta y tres años… de pirata…
3.
…no acostumbra abuelo a estar preocupado (y menos por el futuro). pero hoy lo estaba (y mucho). abuelo no entiende (y eso le preocupa) porqué se valora más a los médicos que a los barrenderos, cuando es indiscutible -dice abuelo- que los avances de salud han llegado por una buena gestión de la mierda. tampoco entiende el excesivo protagonismo que se da a los soldados, individuos que solo tienen su razón de ser para la violencia y lo que hacen, aparte de esto, lo podría realizar cualquier ciudadano. ay – suspira abuelo – qué poquito contamos con los payasos, esos seres que en momentos tan difíciles nos ayudarían a llorar más despacito.
Enlace para leer «la cuarentena de abuelo ( II )» y otros textos.
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