Pasaba de creer al no creer. Del sonido al silencio. Ellos decían que debíamos quedarnos sin movernos, así como si estuviéramos encantados. Se petrificó el cielo, el mundo
y dios. La incertidumbre es un plato amargo que se come en la cama viendo las noticias en facebook; pero ellos me hablaban a mí que era casi un perro, mejor dicho ni un perro; sin seguridad laboral ni social ni amorosa, me habían hablado a mí, a un ser desfragmentado que lo había perdido todo.
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