Un día llegó el virus y nos tuvimos que quedar todos en casa, porque era muy contagioso y en algunos casos mortal. Se hablaba de la curva, del pico de la curva, de contagios por países, cuál más, que, curiosamente, fue Italia. Los asiáticos, China, Japón y Corea, lo dominaron muy pronto, y los europeos, el continente viejo y sabio, parecía dejarse morir. También se hablaba de economía, de la Bolsa, de no moverse sino para lavarse las manos, y de las distancias mínimas entre las personas. Realmente parecía el fin, un fin no previsto e inspirado, que jugaba con nosotros poniéndonos a prueba.
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