Esa noticia que tanto esperábamos llegó, al igual que la cuarentena, de forma inesperada, dándonos un baño de realidad para el que no estábamos preparados.
Surgió como una mera posibilidad, entre risas, desafiando a la sabia naturaleza, creyendo ingenuamente que las cosas suceden en el momento justo.
Pensamos que sería igual que otros meses, que no haría falta volver a jugar con la ilusión.
Pero ahí estaban. Dos inequívocas rayas rojas y paralelas diciéndonos que los esquemas pueden romperse, que la vida emerge de los recovecos más oscuros y que, entre tanta incertidumbre, encontramos el lado positivo.
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