Servicio de higiene mental
.Voy a comprar a las tiendas pequeñas como recomiendan. Pregunto quién es la última porque solo había señoras y me dispongo a esperar al sol porque la mañana está fresca. Mientras una señora le va contando a otra y de camino a los que allí estábamos las mil y una batallas antiguas en las que se podía hacer tantas cosas. Como por ejemplo ir de un pueblo a otro sin temor a que te ocurriera nada. La imagen me recuerda a las colas que se ven en otros países y me hace reflexionar cuánto durará esta situación.
Cuando por fin después de casi una hora de espera entro compruebo como han saqueado las vitrinas los que han venido antes que yo. Y eso que llegue sobre las diez y media. En fin, habrá que habituarse a esto y mientras tanto tomárselo de la mejor manera posible. Mientras en la calle están regando con la barredora y me dice el tendero que ya lo han hecho tres veces y no son todavía las doce del mediodía. Me pregunto si servirá para algo.
Salgo y me dirijo a la frutería donde hay otra cola en el exterior, aunque menos personas que en la anterior. Compro lo más rápido posible y me marcho al supermercado. La imagen es mejor que la del viernes. Por lo menos quedan artículos en las estanterías, pero la mayoría no guarda la distancia de seguridad que marcan las normas en un cartel de la entrada.
Siguen habiendo personas que se creen que por llevar mascarilla ya están libres ellos y a los demás pues..(yo no la llevo) . Al final consigo casi todo lo que quería y por fin en menos de diez minutos salgo por la puerta. Llego a casa y mientras descargo las cosas y las coloco. Para ello utilizo bastante tiempo. Por fin ha llegado la hora de comer. Todo un logro echar la mañana atrás como si de un trabajo se tratase.
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