¿Venís a verme ahora que estoy moribundo y vos estás viejo?¿Después de tantos años, viviendo lejos de mí por tu “supuesta” comodidad?¿Por qué mandas a tus nietos a ver mi agonía? Te he dado todo, puse en tus manos la tierra de mis entrañas para darte de comer ¿No te regalé incontables mareas, para llenar de resaca nuestras quintas, cuando los naranjos lo necesitaron?¿Por qué preferiste el Mercado ,si podíamos encontrarnos en el puerto cada invierno y juntos darle nuestros frutos a ese pueblo por el cuál me cambiaste?Sin importarte que cada año, aún sabiendo que te fuiste, te regalé las heladas que hasta hoy hacen más ricas las naranjas de la quinta que olvidaste, aunque le sigo dando resaca y heladas, que los pájaros encuentran como deleite,aunque a vos ya te llegó el olvido.Te fuiste y me dejaste abandonado, como si no te importara ya la casa de adobe que construimos con tus manos y mi barro, con tu machete y mis juncos, que con tanto esmero creció en mis costas .¿Olvidas esas tardes de verano que te entregué una bajante hermosa y el sol a pleno fulgor, para secar rápido el junco y así poder levantar la última pared del rancho porque tu hijo estaba por nacer? ¡Si, tu hijo! porque mío no es, ya que no le enseñaste a amarme como la fuente de vida que soy.Le dijiste la isla es muy dura, que mejor sería irse al pueblo, no le mostraste como puedo darle todo a cambio de nada mas que solo quedarse conmigo, le dijiste la marea alta solo trae barrial, no le enseñaste que dejé la quinta regada y resaca en los frutales, le dijiste el junco deja poca plata ,pero no le contaste que te lo entregué cada verano, que te guardé los mejores días de sol cuando necesitabas madera para la canoa porque mis aguas te la estaban tirando a pique.No vengas ahora a verme morir desde lejos como un viejo sin fuerzas, arrepentido ¡¡Bajá de la lancha de paseo y embarráte los zapatos que ya cambiaste hace tiempo por tus botas de goma!!Que tu nieto vea el retoño de mimbre que guardé para vos, escondido atrás del rancho ya caído. Contále nuestras historias juntos, la canoa llena de canastos con naranjas, quinotos y pomelos,decíle que aquella vez eran tantos los mazos de juncos que casi te diste vuelta, que justo a tiempo te mandé esa marejada y te salvó por un pelo, también contále al pibe de todas las tardes que pasamos plantando mimbre y no daban a basto,de tantos frutos los canastos.No seas tan ingrato, ¡dile la verdad! ¡la isla no es dura! Solo unos pocos pueden ver que soy maravillosa,me tildaste de cruel por aquella helada que no dejó ni un retoño en los mimbres, olvidaste que era mas fácil pelarlos , como te enseñé aquellos años,tejiendo juntos…vos con tus manos y yo con mi barro.
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