Recuerdo
Recuerdo caminar por estas calles que forman mi ciudad, ir de la mano de mi madre hacia mi colegio, jugar en las plazas y aprender a utilizar una cámara tomando las fachadas de las casas antiguas y los rostros de los ancianos al caer el sol.
Viví en una tierra de oportunidades, esa que recibió tantos migrantes y que les permitió formar familias, es la misma que hoy se queda vacía porque todos se han ido; aun amando este terruño, salen descalzos caminando fronteras buscando un sustento para ayudar a los que aquí quedamos… ¿y aquí? vivimos recuerdos
Hoy camino estas calles vacías y sé que en ese lugar vi por última vez al hombre que amé, en aquella ventana grito el nombre de mi amigo, sabiendo que no volverá a salir a abrirme la puerta; camino y ya no hay rostros conocidos, sólo hay tierra, sólo calles, sólo recuerdos.
Un día empezó a irse mi familia, desde ese entonces nunca nada volvió a ser igual; luego algunos vecinos, conocidos, compañeros de trabajo; hoy somos pocos los que quedamos en un edificio alto, que se torna oscuro, que está solo, pisos y pisos sin gente cuando antes en cada uno había niños riendo.El lugar en donde crecí ya no será cuna de ningún otro, porque se van aún con mujeres embarazadas o niños pequeños, salen incluso caminando con tal de tener un mejor futuro.
Ya en mi trabajo, nos acostumbramos a las personas nuevas, los equipos que formamos hace unos años son sólo recuerdos de esos momentos en que luchábamos con ahínco por una meta. Hoy somos tan pocos, faltan tantos y con los que iniciamos un año, se van yendo en el transcurso, y es así como dejamos de hacer planes y vivimos al día, atesorando los momentos porque sabemos que cada uno es instantáneo y pronto alguien más se irá.
Camino por mis calles, y ya no hay familias unidas, todos quedamos a medias, con un pedazo de ser en otro país; las aceras rotas, las fachadas deterioradas, los anuncios con letras borradas de ese lugar al que iba de niña a comer un helado; las casas llenas de sábanas blancas tapando los objetos que formaron la vida de mis amigos, esos que quedaron allí con la esperanza de volver a ser usados, de que habrá otra oportunidad para volver, para seguir luchando.
Ya somos tan pocos, que vivimos de recuerdos, de todo lo que compartimos, de las alegrías y los llantos, de los tropiezos en el camino y las innumerables veces que nos dijimos que estaríamos siempre juntos, pero el destino, la situación, la realidad, nos hizo cambiar, y hoy con el corazón arrugado, la única sonrisa viene del recuerdo y de la esperanza de pensar, que algún día Venezuela volverá a ser el lugar de las oportunidades, ese al que vinieron mis abuelos y ese que han dejado mis primos, mis amigos, mis colegas, y con ellos un pedazo de mi alma.
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