Aquella mañana desperté y descubrí que ya nada era lo mismo, observe por la ventana y ya los pájaros no cantaban como siempre. Mi bicicleta con la cual yo jugaba ya estaba rota oxidada denotaba el paso del tiempo, recordé alegremente esas mañanas donde salía a rumbar por el barrio, el cálido saludo de mis vecinos el aroma a jazmín y el grito de mi madre de ya está la comida cerca del mediodía. Hoy soy un viejo apagado y la gente emigro a la ciudad, quizás ya nada vuelva a ser como antes pero esos recuerdo van mas allá del alma

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