El oráculo de los ancestros
Los antepasadosseguimos en la plaza del pueblo, aquí seguimos viviendo todas las personas que hemos nacido o vivido en él, desde aquí queremos compartir con vosotros nuestra visión y recordaros el volumen de nuestro Patrimonio rural. Ya veis ahí las escuelas que hicimos con mucho esfuerzo, las calles que empedramos un día, las bodegas, cuyos calados picamos a mano, en los que nos sangraron las carnes abriendo el salagón, los caminos que abrimos “A vereda”, entre todas las personas del pueblo, las huertas que llenamos de verduras y hortalizas, los frutales que fuimos probando y que forman el paisaje cambiante en cada estación del año, los regadíos que canalizamos hasta las fincas, las terrazas que arañamos al monte para sembrar los cereales para hacer el pan y combatir el hambre, las ermitas y obras de arte que las mujeres cuidaron como guardianas del patrimonio y tantas cosas que hoy están a vuestra disposición.
Somos felices cuando vemos la ermita y la Iglesia abiertas con la patrona del pueblo en el centro porque eso quiere decir que aún hay mujeres que cuidan las cosas, o si vemos las ovejas pastar en las terrazas y por el monte. Somos felices cuando en primavera ojeamos el valle y las flores de colores de los frutales lo pintan de promesa de frutos, cuando vemos verdear las acelgas y brotan las alcachofas, cuando vemos transitar los caminos a los jóvenes que preguntana sus abuelos y abuelas por las fincasde la familia, cuando oímos cantar el agua que baña los cultivos, cuando la gente se sienta en la calle a la fresca, cuando se habla de las cosas de hoy y de ayer porque sentimos un puente entre nuestros mundos.
Y somos plenamente felices cuando suena la campana de la escuela y entran los niños y los maestros porque sabemos que mientras eso ocurra nuestro pueblo estará vivo o cuando los domingos se llena la plaza de personas y toman café en el bar y cuando en invierno las chimeneas hacen dibujos con su humo.
Y sabemos que vuestra felicidad estará en salir del pueblo si queréis pero en tener aquí las raíces y volver siempre a “hacer pueblo”, ojala que también en buscar alternativas para permanecer, a veces difíciles como lo fueron para nosotros. Carecíamos de todo y pensamos muchas salidas. Tendréis que luchar y conseguir que los gobiernos os den vuestros derechos, que no falte la sanidad, ni educación, ni servicios, que pongan los autobuses necesarios y las comunicaciones. Que entiendan que la ciudad nos necesita, que somos los guardianes de mucho territorio y que de ello depende el agua de las ciudades, los bosques, la comida cosechada con amor y cercanía. Que nos necesitan tanto como los necesitamos nosotros y quizás tengamos que serQuijotes y nos enfrentemos a mil molinos pero vecinos y vecinas, de nuestro pueblo, no abandonéis lo que es nuestro porque aquí están nuestros tesoros más preciados: Nuestros orígenes.
Mara
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