Tenemos tantos núcleos.
Tantos centros desprovistos de sangre.
Tanta sangre coagulada en las sienes, tanta miseria escondida
en este reducto simplón que nos gobierna.
Los obreros de las profundidades de la tierra han decidido hoy ser artífices
de todas las profundidades.
La superficie de la tierra se les queda pequeña para sus prospecciones diarias
Los obreros del futuro se han puesto esta mañana sus kimonos rojos,
y sin máquinas ni artificios, andan olisqueando el aire en busca de su sol.
Mueven brazos y piernas, danzan alrededor de flores y piedras.
Giran la cabeza 360 grados sin pudor y van horadando la tierra
a base de cantos y pies ligeros.
Dicen que el núcleo de la tierra no es de este mundo.
Y como nadie ha estado allí nunca, ni ha escuchado sus latidos,
ni ha olido sus efluvios ni ha saboreado su temblor,
yo, les creo.
Creer es libre, creer lo que nos dé la gana es la esperanza de la que todos hablan
en los telediarios, en las novelas, en los cuentos para niños, en las redes sociales.
Esa esperanza de la que todos han hablado durante siglos,
que nos ha dejado temblando de miedo, paralizados e s p e r a n d o el milagro
Los obreros de kimono rojo son el milagro, son la acción, el terremoto
El tsunami, la tormenta, la antesala de tu utopía personal.
Así que yo les dejaré seguir cavando mi jardín de aquí adentro.
Me vestiré de rojo cada día para recordar mis fluidos internos.
Me prepararé para el viaje y cuando el camino hacia el océano de lava
esté listo para mí, saldré a girar en espiral, como una peonza de carne
Eva Ave
Música: Vangelis – Blade Runner soundtrack (Remastered 2017)
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